Cambados, Baiona, Cangas y Tui encabezan la lista de todos los pueblos de Pontevedra por su atractivo turístico. Pero esta provincia gallega también alberga destinos cuyo patrimonio histórico y ecológico no se corresponden con su fama entre los viajeros. Quizá el mejor ejemplo sea Mondariz, municipio situado en la comarca del Condado que alcanzó prestigio internacional durante el siglo diecinueve gracias a su balneario.
El Balneario de Mondariz es una visita obligada por su trascendencia para esta localidad. Sus aguas termales motivaron la construcción de varios edificios, que despertaron en tiempos el interés del rey Alfonso XIII, el magnate John Rockefeller y otras figuras ilustres de la época. Hoy el disfrute de sus circuitos termales se combina con un campo de golf con dieciocho hoyos, un centro de congresos y convenciones o una capilla y otros espacios reservados a bodas y eventos
Pero su histórico balneario es solo uno de los muchos alicientes de Mondariz. Salvando las aguas del río Tea, el puente de Cernadela constituye una muestra de la arquitectura medieval, con sus arcos ojivales. Otros monumentos importantes incluyen el castillo de Sobroso, en la parroquia de Vilasobroso, y la Fuente de la Gándara, ubicado cerca del Gran Hotel de Mondariz-Balneario.
La naturaleza también habla con elocuencia en el municipio pontevedrés. Su entorno está rodeado de bosques con robles centenarios, cruzados por numerosos senderos y caminos, que discurren por los diez km del río Tea. Por consiguiente, el trekking, el cicloturismo y otras actividades al aire libre son populares aquí.
Aunque la gastronomía mondaricense no sea el mayor reclamo para visitar este municipio, comparte la calidad y riqueza de la cocina típica del litoral gallego. No faltan, eso sí, rarezas como la carne arreghalda, un plato con sabor añejo que puede acompañarse con un vaso de Aguas de Mondariz, una de las mejores aguas minerales del mundo.
