Hay perros que con el paso de los años se vuelven torpes o ganan peso. Y otros que son eternos cachorros, siempre jugando e inquietos. Normalmente, estos últimos mantienen muy bien su forma física porque están acostumbrados a hacer ejercicio y a disfrutar del aire libre y de espacios abiertos. Pero eso no impide que pasen los años y, tal vez, comiences a ver que tu perro pierde esas ganas de jugar, pese a que su forma física es excelente.
Uno de los motivos por los que esto sucede cuando no hay problemas físicos, es porque el cerebro también envejece y deja de producir esos estímulos que producía cuando el animal era joven. Le pide que descanse más horas y a veces pierden totalmente las ganas de jugar. Pero si tu perro siempre ha sido activo, bastarán pequeños estímulos para que recupere esa vitalidad que lo ha hecho famoso en todo el barrio. En pocos días notarás la diferencia y cómo poco a poco tu peludo quiere jugar como antes.
Los juguetes con Semillas Estimulante mental para perros son perfectas para estos animales que están al cien por cien físicamente pero que están cansados mentalmente. Con ese estímulo que es totalmente natural y no tiene ningún efecto secundario más allá de las ganas de jugar, tu perro irá poco a poco recuperando el ánimo. Especialmente si colaboras y juegas con él ya que ese siempre es el mejor de los alicientes para tu animal.
Pero ¿qué pasa si incluso estimulándolos y jugando con ellos tu perro deja de jugar? Entonces, tal vez debas de valorar que, aunque no se perciba a simple vista, tu perro puede tener algún problema físico. Es el momento de ir al veterinario para que este lo mire a fondo, seguramente con una analítica completa, para comprobar si hay algo que no se ve, pero que está afectando a la salud del can.
A veces, un principio de artritis o de artrosis puede estar detrás de la falta de actividad. El perro no siente tanto dolor como para cojear o reaccionar al tacto, pero sí tiene molestias que hacen que los juegos ya no sean tan agradables. Un tratamiento para ayudar a mitigar esas molestias y frenar el avance del problema hará que el perro vuelva a querer moverse porque ya no asociará el juego o las carreras con molestias y sensaciones desagradables.